La importancia de la música en nuestra sociedad

El arte y la música son funciones humanas básicas. La humanidad y el arte no pueden funcionar el uno sin el otro. Tenemos el ardiente deseo de crear, sea lo que sea y sin importar lo pequeño o grande que sea. 

La interacción con el sonido es inevitable, ya sea para hacerlo o para disfrutar de él. La gente siempre ha encontrado la música significativa en sus vidas, ya sea por el placer de escuchar, la respuesta emocional, la ejecución o la creación. 

La forma más común de involucrarse con la música es a través de escuchar o asistir a un evento musical. Escuchar en casa en un reproductor de CD, o en el coche, en el ordenador, o en un iPod puede ser una experiencia muy personal y satisfactoria. 

La música, como sabemos, establece un estado de ánimo y una vibración como la oímos en salones, bares, fiestas u otros eventos sociales. 

Además, asistir a un concierto es único, ya que ofrece la emoción de escuchar a músicos en vivo, mientras que proporciona el sonido tal como debe ser escuchado (si se trata de música acústica). 

¿En qué otro lugar puede uno sentarse con otras personas, escuchar y disfrutar de la música en un silencio (relativo) para que no haya distracciones aparte de la propia música?

La música también puede estimular la mente. Hay muchas cosas en la música, que uno puede escuchar y llamar la atención. 

Uno puede estar atento a las melodías o temas, la armonía, los ritmos de conducción o relajados, el color de los sonidos, la actividad de una pieza, cómo se producen los sonidos, o cómo se relacionan todos ellos entre sí, todo ello mientras, posiblemente, averigua cómo el compositor concibió la pieza. 

Escuchar de manera enfocada y atenta es una experiencia increíble que permite perderse en un mundo sonoro extraño.

La música de concierto es la música que no sólo es agradable para los oídos y la mente, sino también nutritiva para el alma. Se ha dicho por mucho tiempo que la música le da a uno una respuesta emocional. 

Los personajes de diverso grado que se encuentran en la música, pueden afectar el estado de ánimo de uno. La música puede elevar el humor de alguien, excitarlo, o hacer que se calme y se relaje. 

La música también – y esto es importante – nos permite sentir casi o posiblemente todas las emociones que experimentamos en nuestras vidas. Las posibilidades son infinitas.

Una de las grandes cosas de la música en general, y en particular de la música de concierto, es que al tocarla se abre todo un nuevo mundo de experiencias que mejora aún más la mente, la coordinación física y la expresión.

Los amantes de la música, que también son intérpretes aficionados, pueden elegir tocar en grupos comunitarios (orquesta, banda, coro), tomar lecciones, actuar con otros, componer, y casi cualquier otra cosa que un músico profesional pueda hacer, mientras mantienen su vida normal. 

Todo esto implica una intensa coordinación física en la ejecución de un instrumento solo o con otros, mientras se lee la notación musical, y se añaden cambios delicados o fuertes matices a la música que sólo un intérprete puede aportar. 

En general, para un músico aficionado, la música puede proporcionar un escape de la vida cotidiana o un medio alternativo para expresar sus propias capacidades. Es una parte importante de sus vidas y llena una necesidad o un impulso de crear música.